Los ovinos y los caprinos son considerados animales poliéstricos estacionales de fotoperíodo negativo; distinguiéndose una época o estación reproductiva, una estación no reproductiva o contraestación y dos estaciones de transición.
El patrón reproductivo anual de estas especies es regulado por la melatonina, la cual es liberada por la glándula pineal como respuesta a la percepción de horas de luz/oscuridad. El patrón de síntesis y liberación obedece a un ritmo circardiano y circunanual donde la melatonina se incrementa con la disminución de las horas luz y actúa en la región hipotalámica sobre la liberación del factor de liberación de gonadotrofinas (GnRH) bajo un mecanismo de tipo indirecto inhibiendo a las neuronas GnIH. La estación reproductiva se extiende, en la mayoría de las razas ovinas y caprinas, desde mediados del verano a principios del invierno y es la época en donde se presentan ciclos estrales regulares acompañados de ovulación. Sin embargo, dependiendo de diversos factores como la latitud, la raza, el estado nutricional y categoría animal, la estación reproductiva puede extenderse en el tiempo e inclusive los pequeños rumiantes pueden comportarse como animales poliéstricos continuos, aunque siempre la mayor actividad sexual será en el otoño. La contraestación reproductiva se caracteriza por la disminución o la ausencia de actividad sexual en el rodeo y los animales carecen de ciclos estrales, folículos ovulatorios y ovulaciones. La transición entre la contraestación y la época reproductiva se caracteriza por una ciclicidad irregular de la majada o el hato. Durante esta época se observan animales que presentan ciclos estrales cortos, cuya duración generalmente es de 5 a 7 días, en anestro y algunas hembras presentarán ciclos regulares.