La partitura es un elemento pilar de la tradición musical académica de occidente. En ella encontramos una vasta y valiosa cantidad de información que ayuda al intérprete a descifrar el lenguaje musical. Plagada de elementos rítmicos, melódicos, armónicos, y estilísticos, a su vez da espacio al intérprete para enriquecer lo ya dado en ella con elementos intrínsecamente personales. Por si fuera poco, la partitura es mucho más que un trozo de papel con elementos estrictamente musicales, es un componente más de una gran estructura que construye y da vida e historia al campo de la música académica occidental. Esta segunda perspectiva de análisis hacia la partitura es la que inspiró la presentación que hoy nos convoca. No sólo como aquella herramienta que utilizamos para escribir y leer música, sino como un instrumento cultural que transmite y conserva música, y cuya falta o escaso acceso a la misma afecta directamente al desarrollo del canon musical y al descuido de ciertas músicas propias de nuestro país.