El debate en torno a la interseccionalidad ha abierto un abanico de posibilidades teóricas y epistemológicas, problematizando las lógicas unidimensionales con los que solemos estudiar la realidad social. Esta complejización en el abordaje de los fenómenos sociales pasa por la comprensión de una matriz de dominación, que concatena sistemas de poder asociados a la raza/etnicidad, el género y la clase social, entre otros, y propicia experiencias sociales diferenciadas en términos de privilegio y desventaja (Collins, 2000). No obstante, en ocasiones la interseccionalidad ha redundado en una ambigüedad tanto teórica como metodológica, por lo que diferentes autoras han reconocido la importancia de nutrir el debate no sólo en términos teóricos sino también metodológicos (McCall, 2005; Davis, 2008; Gandarias, 2017).
Con dichas inquietudes, nos acercamos al campo de la migración internacional en Chile –específicamente en la región del Maule, la que se configura como nuevo destino migratorio a nivel nacional—, para probar el valor explicativo de la interseccionalidad para el análisis de trayectorias migratorias. Nuestra propuesta busca dialogar con el campo de estudio sobre migración en Chile, el que paulatinamente reconoce la importancia de integrar una perspectiva de género al campo de estudio, dada la tendencia a la feminización del fenómeno (Guizardi, Gonzálvez y Stefoni, 2018).