El escenario institucional actual constituye un terreno fértil para pensar, repensar, co-pensar los modos de tratamiento de los saberes sociales y humanísticos en la formación de ingenieros.
Poco a poco irrumpen en el escenario institucional nuevos espacios que dan apertura a “lo distinto” y a la incorporación de “otras miradas” sobre el hacer ingenieril, colaborando a inaugurar inquietudes socio-humanísticas.
Empiezan a circular discursos sobre el valor estratégico de la Ingeniería en el desarrollo tecnológico soberano y se aprecia un impulso renovado de las Actividades de Extensión a favor de experiencias solidarias. Así también se dan cita docentes y tutores en diferentes encuentros para refl exionar sobre su lugar en propuestas de formación inclusivas.
Son indicios de esta apertura también la posibilidad que brinda la existencia de materias humanísticas para complejizar el contexto de intervención de los ingenieros y la reciente incorporación en la agenda de la Escuela de Postgrado de un curso sobre Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Sociedad. Desde las actividades docentes y de investigación de los integrantes del Área Pedagógica nos detendremos en este Boletín en algunas de estas experiencias como fuente de refl exión en este sentido.
El diálogo de los saberes humanísticos y la ingeniería en vista a su enseñanza implica tomar decisiones acerca del lugar del saber técnico en este diálogo; se puede optar por una huida de este saber en favor de una reflexión de corte más filosófica y rigurosa desde su lógica argumental o se puede optar por una perspectiva más propositiva. Es decir, podemos elegir instancias que nos permitan reflexionar sobre el compromiso social como categoría teórica o podemos apostar a experiencias que avancen sobre la operatoria de este compromiso.
Algunas de las experiencias relatadas en este boletín surgen de explorar (de manera directa o indirecta) intersticios en la estructura institucional en las cuales es posible, como lo propone Daniel Friedrich (2013), leer, escribir, conversar y a veces pensar. Este autor amplía esta idea de la siguiente manera en sus propias palabras “La invención de estos nuevos espacios no es tarea fácil, implica sacrificar la posición de experto, de poseedor de conocimiento y de una didáctica apropiada para distribuirlo; lleva a una desestabilización de lo que significa ser alumno o aprendiz, del valor de la disciplina y su orden interno.
Requiere, sin lugar a dudas, que historicemos por qué el estudio se ha vuelto tan infrecuente y difi cultoso en la universidad. Y demanda de nosotros un compromiso hacia la idea de una universidad sin condiciones, en términos de Derrida, es decir, una universidad únicamente posible como un espacio de pensamiento que no deje de cuestionarse su propio rol” (Friedrich, 2013:4)