En este trabajo analizaremos las distintas posiciones respecto del mal que Schelling va descartando hasta trazar finalmente su propuesta, en la cual, se presentan dos extremos: Dios (lo Uno indiferenciado en inconsciente) y el hombre (lo múltiple que permitirá la reflexión completa). En este proceso de finitización, el mal se desenvuelve como el contraste del bien, como se negación; pero no es una mera carencia o privación, sino su contracara necesaria. La negación, en la filosofía de Schelling, no constituye un añadido extrínseco, sin un anverso/reverso vinculante. El desenlace de la metafísica de lo uno y lo múltiple es, indudablemente, el problema político de cómo articular voluntades egoístas que tienden a la destrucción entre sí.