El propósito de este artículo es discutir los criterios que Justina Díaz Legaspe propone para trazar la distinción entre discursos antifactualistas y discursos antifactualistas. Coincidiendo con ella en que la adopción de una posición antifactualista exige identificar una clase de afirmaciones de contraste (no se puede ser antifactualista global), encuentro algunas dudas en los criterios que ella propone para delimitar la extensión de la mencionada clase.