La observación del tipo de cambio real entre Argentina y Brasil en las últimas décadas demuestra una alta volatilidad que en parte puede deberse a cuestiones domésticas, como la crisis del 2018/19 en Argentina, o el proceso de destitución de Dilma Rousseff en Brasil, entre 2015 y 2016, pero que también obedece a una respuesta distinta de los shocks externos como el de la crisis Rusa del 1998 o la caída global del 2009.
El mejor ejemplo del problema de la falta de acuerdo es la respuesta ante el Covid 19, que en la práctica permitió construir un escenario experimental, por lo inesperado y exógeno del shock, pero también porque indujo una fuerte coordinación de facto; todos los países del mundo, sin excepción, sufrieron un fuerte shock de oferta primero, seguido por uno de demanda después.