En el primer volumen de su Historia de la sexualidad, Michel Foucault (2011) piensa la biopolítica como aquel conjunto de estrategias encaminadas al gobierno de poblaciones en relación con fenómenos vitales como el nacimiento, la mortalidad, la natalidad, las enfermedades, etc., y el biopoder en términos de la intervención sobre los cuerpos de los individuos para moldearlos y adecuarlos con regulaciones sociales e históricas. En ese marco también se desarrolla el sentido inaugural de la llamada analítica del poder, según la cual los ejercicios de poder son inmanentes a lo social. Este planteamiento constituye, hoy día, un paradigma a partir del cual, en contra del cual y respecto al cual se han desarrollado innumerables reflexiones críticas que buscan dar cuenta de fenómenos complejos cuya particularidad se ubica en la producción de desigualdades, discriminación, opresión, subordinación, etcétera.
El libro del que ahora mismo se trata: Destellos de una biopolítica afirmativa, presenta una labor reflexiva y colaborativa que se ubica en este paradigma, pero lo hace desde una perspectiva teórico-conceptual de sumo interés, a saber: al acompañar la noción central de biopolítica con el calificativo “afirmativa” se la desplaza respecto de consideraciones dicotómicas y/u oposicionales, en virtud de las cuales la relación entre bíos y política podría quedar reducida a la pregunta en torno a si la vida se produce, o bien, se niega.