Resulta difícil, hoy, advertir la importancia que tuvo la cinematografía en las sociedades del siglo XX. La profunda fascinación que el cine despertó, desde los comienzos mismos de su historia, configuró un acontecimiento único que no admite comparación con otros medios expresivos por su amplitud y profundidad.
Pero los extraordinarios aportes dinámicos de las nuevas tecnologías no deben impedir los tiempos necesarios para la reflexión y la creatividad. De otro modo, se impondrán sólo unas reiteraciones instrumentales.