La “Introducción” es un texto breve que sin embargo parece reunir todas las cuestiones del estado de la cuestión “Almafuerte”. Un texto denso y fácil de leer, que consigue decirlo todo rápidamente: tiene unas tres mil palabras y trata de (enumero sus temas, que son los temas de y sobre Almafuerte, porque quiero volver a algunos de ellos): la utopía en Almafuerte, con sombras como las de Saint-Simon y Charles Fourier; los cruces entre religión y política; su condición de poeta marginal u orillero, y contra ella, la universalidad propuesta por esta edición; las imágenes de Almafuerte, tan potentes como sus textos: la figura del poeta rebelde y su ubicación excéntrica en la literatura argentina de finales del XIX y principios del XX, la del “imprecador que turba la fiesta de los dichosos”, según la fórmula de Darío; su romanticismo tardío; su concepción de la poesía y del poeta; “la proximidad cómplice entre el ‘yo empírico’ y el ‘yo lírico’ de los poemas”; la importancia de su seudónimo como nombre de su nacimiento como escritor; sus diferencias con los clásicos o príncipes letrados de 1880; la intensidad, la pasión o el fanatismo de Almafuerte; el reconocimiento que sus textos produjeron en Bartolito Mitre, en Darío, en Lugones, en Borges; su voz altisonante, excesiva para la posterior “nueva sensibilidad”; su prestigio cambiante en las sucesivas nuevas generaciones; la contradicción entre el escritor definitivamente pretérito y sin embargo presente: como lo dice Minellono, hay “disconformidades que vuelven a golpear sobre las mismas piedras”.