La discusión de la coparticipación es contracíclica: se agiganta cuando las finanzas públicas provinciales tiemblan y, generalmente, la culpa es de la coparticipación y del gobierno nacional de turno. En esta nota mostramos que esa hipótesis es relativa y que buena parte de las culpas deben buscarse puertas adentro en las provincias y en la historia de los cambios estructurales del esquema de distribución sucedido hasta 2003. Es más, gracias a las transferencias no automáticas del gobierno nacional desde entonces, la importancia de los fondos nacionales a las provincias fue record.