El libro de Edward James busca romper con la estrechez de las perspectivas nacionalistas sobre los bárbaros. Para esto, se resiste a pensarlos como los “gérmenes originarios” de las naciones modernas para, en cambio, realizar un estudio de estos pueblos en su conjunto y su historicidad. Adopta también lo que llama una mirada “post-colonial” o “postimperialista” a partir de la cual busca rescatar el papel de los bárbaros, no como los “otros” de un gran Imperio, sino como pueblos que pueden pensarse en sí mismos. La utilización del término “barbaros” le permite tanto incluir a los distintos pueblos que tomaron contacto con el Imperio, como intentar quitarle su carga negativa problematizando el punzante binomio civilización y barbarie.