El presente volumen es el tercero de la colección de divulgación dirigida por Gonzalo de Amézola. El autor introduce un tema de gran relevancia para la enseñanza de la historia, como es el rol de los manuales escolares en la socialización de concepciones historiográficas y didácticas, ideologías y valores.
Señala que a pesar de ser el “producto historiográfico socialmente más significativo” desde la sistematización de la educación en occidente, los manuales no han recibido suficiente atención por parte de los investigadores españoles. Aunque su influencia haya disminuido progresivamente por la competencia de los medios masivos de comunicación, entiende que aquellos constituyen un “lugar de memoria” (Pierre Nora), que contribuye a la formación y transformación de estereotipos.
Sostiene que conocerlos y criticarlos puede aportar a la construcción de una memoria pública/colectiva más democrática y plural.
El autor proporciona datos concretos que le permiten afirmar que los manuales escolares siguen teniendo una presencia central en las aulas de su país y que los más usados pertenecen a las grandes editoriales.