En noviembre la ciudad de La Plata cumple ciento treinta años, y el 2013 seguramente traerá un aniversario diferente. Esa ciudad deseada e imaginada, estratégicamente diseñada y planificada, perfectamente pensada, románticamente llamada “ciudad soñada” (como reza su eslogan) hoy se ha constituido en una ciudad marcada no solo por el rastro del agua, sino por el estigma de la vulnerabilidad.