El boceto, como herramienta del proceso artístico, es contemplado actualmente de forma muy diferente a como se ha hecho tradicionalmente. Esto viene acompañado por un cambio en la propia obra de arte, la cual se vuelve más espiritual, y normalmente más intima y autoreferencial de lo que ha sido a lo largo de la historia. El artista se muestra dentro de su obra como elemento formador de la misma gracias a la serie de documentos que acompañan a la creación artística, y que tradicionalmente han sido no sólo obviados, sino escondidos. La entrada de los bocetos, los cuadernos de notas, e incluso los diarios dentro del mundo expuesto de las artes plásticas hacen que también estos formatos varíen desde su origen, tanto formal como conceptualmente. El proceso de creación supera a la propia obra y comienza a ser el tema a tratar por ella misma. El boceto se convierte en obra mientras que la obra, tal y como hasta el momento se conocía, tiende a desaparecer.