Como sabemos la heteronormatividad se funda en el reconocimiento único de dos sexos claramente definidos que se vinculan en función de la procreación. A los dos sexos, a la pareja heterosexual y a la familia por ella construida se los define como “naturales”. Para sostener este orden de cosas concurrieron a lo largo del tiempo las religiones tradicionales, el derecho y la sexología. Los tres poderes utilizaron toda su fuerza (estigmatización, castigo, eventual muerte) y su capacidad de encierro (conventos, cárceles, manicomios) para sostener esa “naturalidad” lo que resulta claramente contradictorio dado que lo natural debería haberse sostenido por sus propios medios.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)