El origen del viento se inserta en la mejor tradición del relato de aventuras, aquel que marcó la zona, el espacio de la isla, desde las alucinaciones de los primeros colonizadores hasta las novelas de Julio Verne. El origen del viento es un testimonio de que el interior sí tiene qué contar, el interior todavía narra, crea historias, las recuerda, las reelabora. El interior no estalla en mil fragmentos posmodernos, ni es partidario de la política de tirar mierda en la pared porque algo queda, el interior profundo todavía cree en la palabra y en los imponderables del destino de cada uno.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)