El término "popular" es el centro cambiante de una dimensión de estudios sumamente compleja que, en diferentes modelos locales -que continúan una tradición interpretativa de larga data en América Latina-, se articula en torno a las premisas gramscianas que postulan una tensión entre hegemonía y subalternidad.
En esta escena, lo popular se resuelve en una exclusión fundamental, una cesura ejercida desde el poder dominante sobre un otro negado. La cuestión se resignifica en cada contexto histórico y cultural, sobre todo por las alteraciones sintomáticas que produce la variable principal en la determinación de lo hegemónico, la economía cultural. Pero la subalternidad convoca, para su lectura, no sólo las categorías fundamentales de desigualdad y clase sino, también, aspectos transversales, como género, raza y trabajo. Y compromete de modo oblicuo -y esto será de interés para nuestra interpretación- las asociaciones entre los intelectuales y los artistas con la hegemonía.