En español
En este artículo se examina la agenda de la política exterior chilena a la luz de los programas de gobierno de las candidaturas presidenciales en 2009 y 2013. En términos generales, la agenda de este sector se ha caracterizado por un alto nivel de estabilidad. No obstante, con la llegada de la derecha al poder en 2010 adquirieron prominencia algunos asuntos de la agenda por sobre otros. En ese contexto se produjo el ingreso de Chile a la Alianza del Pacífico. Hasta ese punto, los cambios de gobierno no habían afectado el equilibrio entre los componentes centrales de la política exterior. Con todo, la participación de Chile en esa instancia de integración no formaba parte de los programas de gobierno ni de la derecha ni de la centro izquierda. Es decir, no constituía una alternativa que fuese promovida por una comunidad de política pública, como se sigue de la teoría de formación de la agenda de J. Kingdon (1995). Ahora bien, el perfil de la Alianza del Pacífico y la reacción que generó en el ambiente político la entrada a la misma proveen de plausibilidad a la hipótesis de que el cambio de coalición gobernante generó una “ventana política” para que el país se sumara a la iniciativa señalada. Con todo, como se concluye, el programa de gobierno de Michelle Bachelet en 2013 no proponía un giro latinoamericanista, sino que más bien una reposición de los ejes de la agenda de la política exterior precedente a la administración de Piñera.
En inglés
This paper takes a look at the foreign policy agenda of Chile in the context of the government action plan of candidates in 2009 and 2013. In broad terms, the agenda of this sector has been characterized by a high level of stability. However, with the right coming to power in 2010, certain issues in the agenda took precedence over others.
It was in this context that Chile entered the Pacific Alliance. Until then, the change from one administration to another had not affected the balance between the core components of foreign policy. All in all, Chile’s involvement in this integration initiative was not a part of the government action plan of the right or the center-left. That is to say, it was not an alternative promoted by a public political community, as would follow from J.
Kingdon’s agenda-setting theory (1995). The profile of the Pacific Alliance and the reaction caused by the country’s involvement with it in the political arena give credibility to the hypothesis that the change in the ruling faction generated a “polical window” for the country to join this initiative. All in all, as we conclude, Michelle Bachelet’s government action plan in 2013 was not aligned with Latin Americanist currents, but rather aimed at repositioning the axes of the foreign policy agenda that was in place before the Piñera administration.