Aunque nuestra sigla pareciera evocar connotaciones bélicas, el Movimiento ATTAC es solo uno, talvez de los más importantes, de los movimientos pacifistas mundiales de oposición a las políticas de globalización neoliberal que desde hace varias décadas vienen precipitando al mundo en una de las más oscuras y retrógradas épocas de la humanidad. Resulta insólito que un movimiento de su envergadura, cuyo crecimiento es más que evidente dada su existencia en más de treinta países del globo, siga siendo calificado como anti-globalización, puesto ¿qué más signo de globalización puede ser esa múltiple presencia en países de la más variada idiosincrasia y diversificada localización geográfica?