Convencionalmente asociamos el término “biopsia” a un procedimiento médico invasivo por el cual, mediante cirugía o punción, se toma una muestra de tejido humano y se remite al laboratorio de patología para su análisis con fines diagnósticos. En cambio, una biopsia óptica es un procedimiento no invasivo de diagnóstico que realiza un análisis del tejido con un sistema óptico mediante técnicas láser, infrarrojo, fluorescencia, espectroscopías, microscopías, entre otras. Es decir, no se extrae una muestra del tejido del organismo. Al tejido a analizar se accede a través de la superficie del cuerpo, incluido el análisis de la propia piel, o por vía endoscópica a la superficie de la mucosa de cualquier cavidad como la boca, faringe, laringe, esófago, tráquea, estómago, vagina, útero, vejiga, ampolla rectal, colon.
No obstante se requiere un exhaustivo trabajo de investigación para correlacionar los resultados de la biopsia convencional con los de la biopsia óptica antes de implementar un servicio que sólo atienda a los pacientes por biopsias ópticas.
En el presente trabajo se presentan algunos casos de biopsias ópticas realizadas mediante Espectroscopía Óptica de Fluorescencia, (en particular la Autofluorescencia), para realizar in-situ el análisis de los cambios bioquímicos de los tejidos de pacientes, comparando la fluorescencia natural del tejido sano y del tejido patológico, de manera de contribuir al diagnóstico médico.