La creciente ocupación de la franja litoral y las múltiples actividades conexas han originado problemas en el mantenimiento de las playas. La urbanización y obras de ingeniería costera, incluyendo los puertos, han modificado el curso de los procesos naturales de acumulación y erosión, generando necesidades adicionales de intervención a través de obras de defensa. En muchos lugares se utilizan arenas litorales para la construcción. Todas estas intervenciones contribuyen a la erosión costera, visiblemente reflejada en retrocesos de la línea de costa y en la desaparición o disminución de la superficie de playa disponible. La calidad estética también se ha visto afectada por las numerosas construcciones.