Al momento de diseñar mi investigación allá por el año 2010 estaba en curso de presentarme a una beca de investigación para el CONICET y justifiqué mi aproximación al campo de estudio del periodismo político bajo la idea de las prácticas periodísticas y “la construcción de las noticias”. Sometido a las exigencias de formalización y de diseño de ese organismo, me propuse un abordaje de los periodistas como un mundo social al cuál ingresaría por medio de un trabajo de campo de tipo etnográfico complementado con una serie de procedimientos metodológicos extraídos del análisis de discurso, en el caso de las noticias, o de otras formas de recolección de datos típicas de los métodos cualitativos.
El inicio de la investigación llevó rápidamente a encontrar ciertas limitaciones.
¿Cómo producir información relevante para el objetivo de investigación cuando el trabajo de campo nos conduce hacia otro lado o simplemente no llega a aportarnos los materiales suficientes y relevantes? La respuesta a ese interrogante emergió fruto del encuentro contingente entre una nueva posibilidad de trabajo de campo subvalorada hasta ese momento, la asistencia a conferencias y congresos de periodistas, y la posibilidad de pensar un nuevo objeto de estudio en función de otros marcos teóricos que había comenzado a conocer durante el trascurso de la propia investigación.