Las incomodidades no nos deben sobresaltar. Pues la enseñanza es un hecho esencialmente político, y por lo tanto sujeto a continuas redefiniciones de los actores, las visiones y de los intereses en juego. En último análisis, lo verdaderamente alarmante sería que presentáramos un conjunto de firmes seguridades sobre nuestra labor. Esperamos que estas proposiciones problemáticas logren por lo menos el objetivo de quedar bien definidas como tales, y por otra parte sean interpretadas más como incitaciones a la reflexión que como una secuencia e declamaciones. El marco general de estas proposiciones es de los imaginarios (o conjuntos de representaciones), sean instituidos o alternativos, según los cuales podríamos elaborar nuestras ideas y procedimientos en torno a la enseñanza de la arquitectura y los diseños, y de su historia en particular.