Dentro de la amplia gama discursiva que circula en la sociedad, en el presente trabajo se analizarán las marcas enunciativas que pueden rastrearse en los libros de texto. La elección por este género estriba, en primer término, en su poder de penetración en vastos sectores de la sociedad y en su capacidad de atravesarlos generacionalmente y, en segundo lugar, porque los múltiples rostros que ha adquirido esta variedad textual ofrece una radiografía parcial de las mutaciones del sistema de enseñanza a lo largo del tiempo y permite, de algún modo, advertir las distintas representaciones del educando en cada momento histórico. En tal sentido, las transformaciones en las formas de enunciación presentes en los libros de texto de la escuela secundaria puede ser un buen recorte para analizar las diferentes configuraciones de los alumnos en tanto sujetos de aprendizaje. Desde una concepción verticalista y jerárquica en la que el tono imperativo se ponía de relieve; pasando por un discurso anclado en los modos impersonales que descontextualizaba la labor de los chicos y continuaba imponiendo distancia hasta llegar a formas de construcción del discurso que –al menos desde lo formal– intentan un nexo más estrecho con sus receptores y apuntan a la idea del trabajo en común y a prácticas de lectura, escritura y oralidad en las cuales el estudiante se sienta partícipe y no mero receptor de órdenes. Observaremos que las estrategias discursivas actuales en estos materiales de estudio intentan hacerse eco del nuevo paradigma educativo que busca integrar variables cuantitativas y cualitativas a partir del criterio de inclusión.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)