Desde las últimas dos décadas, el sector agrario argentino está experimentando un ciclo de crecimiento e internacionalización de su producción. Esto, combinado con la constitución de un paquete tecnológico centrado en el uso de semillas transgénicas, labranza cero o siembra directa y nuevos sistemas de almacenamiento, ha elevado la rentabilidad relativa del sector, centralmente de la soja, respecto de los demás productos agropecuarios. Estos fenómenos inf luyen en tres transformaciones importantes del sector agropecuario argentino: en primer lugar, en el proceso de “agriculturización”, el cual consiste en el uso creciente y continuo de las tierras para cultivos agrícolas en vez de destinarlas a diversos productos regionales o a la ganadería; en segundo lugar, en el proceso de “sojización”, con una tendencia hacia el desarrollo de producciones orientadas al monocultivo (principalmente soja, o la combinación trigo-soja); por último, en el proceso de “pampeanización”, es decir, en la expansión de la frontera agropecuaria y de las lógicas de producción pampeanas hacia regiones extrapampeanas.