Una de las manifestaciones más obvias de la maleabilidad humana es la enorme variabilidad en estatura. A principios de este siglo la estatura media de una población fue considerada como un indicador genético. Por ejemplo los Maya de Guatemala, siendo de baja estatura, tendrían en este sentido una capacidad genética de crecimiento distinta a la de europeos y americanos. Los americanos eran los más altos del mundo, con una estatura media de 168 cm en varones. Actualmente, este "premio" pertenece a los holandeses con una estatura media de 180 cm en varones, mientras que el promedio de los americanos es de 177 cm. Al respecto debe notarse que hace escasos 100 años los holandeses fueron los europeos de más baja estatura. Para entender lo que sucedió con la estatura de holandeses y americanos tenemos que pensar en hombres y mujeres de maíz, es decir, en una especie que pueda adaptarse a los cambios ambientales por medio de modificaciones morfológicas en vez de esperar siglos para que ocurran cambios genéticos.