El primer número de El Mono Azul hizo una llamada a armas literarias pidiendo “a todos los poetas antifascistas de España, anónimos y conocidos, que nos envíen inmediatamente su colaboración” (ctd. en Ramos-Gascón, 1978: 16). El resultado fue la publicación de romances escritos tanto por poetas reconocidos como por voces populares de la resistencia republicana. Gracias a la publicación de El Romancero del ejército popular de Antonio Ramos-Gascón, tenemos reunida una confluencia de perspectivas sobre la experiencia femenina de la guerra. Igual a los romances populares en los que se encuentran las leyendas medievales de doncellas guerreras, quienes, vestidas de hombre, se lanzaron al combate, el romancero de la Guerra Civil Española celebra las acciones de heroínas de carne y hueso. Además de la inclusión de mujeres combatientes, hay romances escritos por mujeres casi anónimas, que nos comunican de forma directa los espacios en los cuales la mujer experimenta la guerra.