Este trabajo analiza la lectura del traductor como un acto que excede la búsqueda de significados para reparar en la experiencia lingüística del texto, los aspectos más performáticos de la lectura: pausas, intensidad de la voz, tono, entonación, patrones de énfasis, tempo y todo aquello que activa experiencias sensoriales previas a la conceptualización. Si la traducción se concibe como un proceso de recontextualización fenomenológica más que interpretativa, donde el traductor es lector dinámico, participativo, sensorial y performativo, necesariamente se vinculará con una recreación del original. La conciencia de la materialidad de la voz del autor del texto original y del lector en el proceso de lectura conforma una tercera voz, la del traductor-autor, quien se vuelve consciente de la estética creativa de su propia producción y más sensible con respecto a las cualidades del texto original. Todas estas observaciones se plantearán a partir de la poesía de Joyelle McSweeney.