Reescritura de una tesis doctoral defendida en diciembre de 2010, Cuando la ciencia despertaba fantasías indaga en las tensiones y porosidades que el inusitado desarrollo de la ciencia a lo largo del siglo XIX produjo en el modo por el cual fue interpretada y experimentada su relación de contigüidad con los espiritualismos y ocultismos del período de entresiglos en Argentina. Recuperando el concepto de “estructura del sentir” de Raymond Williams, su autora, Soledad Quereilhac, se pregunta por los rastros de las experiencias sobrenaturales que, a través de particulares usos y apropiaciones de los discursos y métodos de las ciencias positivas, comenzaron a ser pensadas como posibles. Es por ello que Quereilhac asume la decisión de trabajar no con la categoría de ciencia, sino de “lo científico”, entendiendo por ésta a “una dimensión del imaginario científico generada y retroalimentada por ámbitos no científicos y en la que convergían saberes heterogéneos, de jerarquía simbólica muy dispar” (p. 20). Aunque no explícitamente diferenciadas, el libro bien podría dividirse en dos partes: una primera en que las principales fuentes de indagación son los artículos de divulgación publicados en los periódicos La Nación y La Prensa, el semanario Caras y Caretas, y publicaciones espiritistas, teosóficas y magnetológicas como Constancia, Philadelphia y la Revista Magnetológica, entre otras; y una segunda en que el objeto de interés se desplaza hacia la influencia de las ciencias ocultas en las obras de literatura fantástica de Eduardo Holmberg, Leopoldo Lugones, Atilio Chiáppori y Horacio Quiroga, en gran parte publicadas por vez primera en los mismos periódicos y semanarios recién referidos.