El estalinismo - aquí entendido como el sistema político y de gobierno instaurado por Stalin en la Unión Soviética y, cronológicamente, como el período de la historia soviética durante el cual Stalin ejerció un poder casi absoluto- ha representado una experiencia profundamente traumática para la sociedad rusa y soviética en general, así como para los países de Europa Central y Oriental incluidos después de 1945 en la esfera de influencia soviética. Para Rusia el estalinismo significó, por un lado, una transformación radical y violenta de la sociedad, por el otro, un terrorismo de Estado y un conjunto de represiones políticas que provocaron millones de víctimas. El recuerdo de este pasado permanece como un problema no resuelto de la memoria rusa. La sociedad rusa postsoviética continúa, de hecho, profundamente dividida a propósito de este “pasado que no pasa”, con el que no ha podido realmente lidiar: la división tiene que ver más con la interpretación que con los hechos, y qué sentido se le atribuye a ese pasado. Prevalece una actitud ambivalente, tanto en el gobierno cómo en la mayoría de la población. En estas páginas analizamos el recorrido de la memoria del estalinismo en Rusia desde la Perestroika hasta hoy, y los fenómenos de remoción, olvido y silencio que lo acompañaron.