Mientras se discontinúan los cruceros de investigación y decae la presencia científica en el Atlántico Sur y la Antártida tanto como en los foros internacionales, el desarrollo de la actividad antártica argentina muestra que esta es un instrumento fundamental para sostener los intereses de nuestro país en una zona de conflicto. Desde la base Orcadas, pasando por la primera campaña y el Instituto Antártico creado por Perón, hasta la iniciativa Pampa Azul impulsada por Cristina Fernández, aquí, ejemplos incuestionables del poder político de la ciencia cuando no se la concibe como un gasto, sino como una inversión.