Cuando Norberto Consani nos invitó a participar del ciclo de reflexiones, para aportar nuestras impresiones sobre la rebelión parisina de mayo de los sesenta, nos resultó estimulante. Si bien, inicialmente pensamos realizar una contribución más formal, luego nos pareció más adecuado presentar algo más ensayístico para abordarla de un modo más general.
Interrogarnos sobre sus cuestiones más estructurales, como las transformaciones de la economía mundial de posguerra, y otras, como los movimientos políticos que tuvieron lugar durante esa década, y que tuvieron en el París de 1968 uno de sus exponentes máximos, delinearon nuestra hoja de ruta.
Por otro lado, y más allá de las simpatías que nos generan las ideas que cobijaron ese movimiento antiburocrático y progresista, no nos impidieron observar sus secuelas en la actualidad.