Los sistemas costeros representan uno de los ambientes más frágiles y cambiantes de todos los sistemas de la superficie terrestre. Representan la interfase entre los continentes y los océanos o mares. La definición de la costa puede ser distinta, en función del punto de vista con que se la tipifica. Si nos atenemos a los procesos actuales, los límites espaciales de la zona costera pueden definirse como aquellos en donde los procesos continentales y marinos son mutuamente influyentes. En una escala geológica, la costa adquiere un sentido más amplio, ya que puede abarcar los ámbitos generados por las grandes oscilaciones del nivel del mar, las más comunes generadas por los cambios en la excentridad de la órbita terrestre (“Ciclos de Milankovitch”), con una frecuencia de 94.000 años. Estas oscilaciones fueron mayores a los 100 metros verticales durante el período Cuaternario (últimos 2,6 millones de años), por lo que las plataformas continentales pueden ser consideradas como zonas costeras, al haber sido expuestas a varios ciclos de ascenso y descenso del nivel del mar (glaciaciones-deglaciaciones).