El triunfo electoral de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) por más del 50% en las elecciones generales de julio de 2018 en la república mexicana tiene un significado que trasciende largamente el cambio de Presidente en este país. Se avecinan cambios en el modelo de acumulación y en el régimen político del segundo país más poblado de América Latina, y que además tiene una relación especial con Estados Unidos.
México tiene un sistema de dominación política muy particular, que desvela a los politólogos y que fue descripto como la “Dictadura perfecta” por un liberal-conservador como Vargas Llosa. Este esquema comienza a ser demolido con el rotundo triunfo de López Obrador.
El rápido crecimiento de MORENA luego de la derrota fraudulenta del 2012 donde el PRI compró millones de votos y la tenacidad de su líder constituye un episodio aleccionador.
En seis años surgió y se fortaleció un nuevo Partido que hoy tiene decenas de miles de comités de base en todo el territorio mexicano y que ganó en más de 20 estados El programa de Gobierno de AMLO es otro ejemplo a rescatar.
Los puntos programáticos recogen propuestas de miles de asambleas populares. Se destacan los planteos de no endeudarse y de proteger el mercado interno, y de desplegar una nueva ética. En relación a la Patria Grande el planteo es no intervención en los asuntos internos.
El criterio amplio y pluralista para armar el equipo de gobierno es otro ejemplo a seguir. Se convocó a distintas generaciones y a distintas tradiciones políticas para desarrollar políticas de estado El triunfo de AMLO es una reivindicación de la acción política. En semanas México pasó de ser un país desolado por la violencia y humillado por el Gobierno de Estados Unidos a un país con nuevas energías y respetado por sus vecinos.