Con la firma del Armisticio de Compiegne, el 11 de noviembre de 1918 a las 5.20 de la mañana, se frenaron las acciones militares de la Gran Guerra y se preparó el camino para la firma de los Tratados de Paz, que se rubricarían al año siguiente, en Paris. Así se iniciaba la post-guerra; una etapa marcada por las heridas de la contienda y atravesada por una serie de cambios que afectaría a todos los planos de la vida de los hombres y mujeres que habían sufrido ese conflicto.