La perspectiva de género ha estado presente en los estudios argentinos sobre deporte a partir de los trabajos sobre masculinidades. Sabemos que la relación de las mujeres con el deporte ha sido desatendida, reproduciendo así en la academia un sentido común extendido que indica que algunos espacios –como el fútbol– son de y para varones. Si bien un conjunto de autoras dieron apertura estudiando el ingreso de las mujeres a este campo tradicionalmente masculino, pensándolas como espectadoras de partidos de fútbol (Binello et al., 2000) o como “mujeres de futbolistas” (Binello y Domino, 1998), no se las ha pensadoen calidad de deportistas. Los trabajos de Janson (2008) y Branz (2012) introducen esta discusión, la cual está siendo reformulada por Garton (2018), Ibarra (2016) y Álvarez Litke (2018), quienes problematizan tópicos clave en el campo del género y las sexualidades con miras de entender la producción y reproducción de las posiciones subalternas de las mujeres como futbolistas. Al dar como certeza que el campo deportivo es un espacio donde se mueven sólo varones, consecuentemente se invisibiliza y se silencia a las jugadoras, dirigentes, empleadas, entrenadoras, árbitras y periodistas. ¿Cómo ha sido abordado el género en el deporte? ¿Existen estereotipos sexuales ligados a las prácticas deportivas? ¿Cuáles son los modelos de varón y de mujer? ¿Hay configuraciones de cuerpos legítimos? Estos podrían ser algunos de los elementos a dilucidar en un esfuerzo por inscribir la teoría de género en los estudios sociales del deporte.