Tanto el proceso que conduce a la caída de la realidad estatal centralizada a fines del mundo antiguo, cuanto el que da origen a la centralización política que caracteriza los siglos finales del medioevo se explican por la conexión existente entre la dinámica estatal y los intereses y conflictos de clase. En este sentido, a partir del examen de las Actas y Ordenamientos de Cortes (en los que se expresan tanto las voces y los intereses de los patriciados urbanos y la nobleza cuanto las pautas de acción política de la monarquía) hemos podido establecer que, en la dinámica política del período bajo medieval castellano puede apreciarse la coexistencia de dos lógicas de poder que funcionan de manera simultánea y que son constitutivas de la estructura política específica de las formaciones económico–sociales en las cuales el modo de de producción feudal es dominante.