En el presente trabajo quisiera compartir el interrogante que constituye mi preocupación como trabajador de la salud. ¿Cómo superar el “yo interventor” por un “nosotros del pensamiento”? en otros términos, ¿cómo propiciar las condiciones de encuentro en nuestro tiempo donde la expulsión se erige como protagonista, cuando es moneda corriente no considerar el pensamiento de los otros o menospreciarlo?