Las novelas gráficas se consideran, muchas veces, como un medio de poco valor comparado con otras obras de la literatura canónica o más convencionales. Sin embargo, las novelas gráficas modernas son capaces de comunicar historias complejas con profundidad emocional y literaria. Muchos lectores, incluso aquellos que son más reacios a la lectura, disfrutan de este género y tanto los cómics como las novelas gráficas actúan como “canalizadores de lecturas más difíciles” (Krashen, 2005, p. 2). Umberto Eco (2005) argumenta que son exponentes de la cultura de masas, que establecen su propia semántica, es decir que tienen signos específicos o convenciones que conforman un lenguaje propio. El uso del texto, ambigüedad, simbolismo, diseño, iconografía, técnica literaria y otros elementos estilísticos del arte ayudan a construir un subtexto de significados o semántica.
Las novelas gráficas son herramientas muy útiles para la enseñanza de una lengua extranjera (LE): son motivantes ya que los alumnos tienen interés en este género, el vocabulario no es difícil, por lo que son fáciles de leer y son relativamente accesibles de obtener.