A fines de septiembre en lo que fue la última participación de Macri de la Asamblea de Naciones Unidas manifestó que desde su asunción en diciembre de 2015 su gestión se propuso "dejar atrás una etapa de confrontación con el mundo" para "desarrollar una inserción internacional inteligente, en un contexto internacional complejo en el que decidimos asumir una responsabilidad y hacer un aporte al fortalecimiento del multilateralismo".
Estas palabras fueron una especie de slogan que repitió en todas las reuniones multilaterales de las que participó en los cuatro años de su gestión.
Una primera cuestión a destacar es la escasa o nula relación que el gobierno mantuvo durante estos años con Turquía, el vínculo fue muy escaso, eso hizo que, por ejemplo, en este informe no haya mención a este último país ya que no hubo durante este semestre contacto bilateral.
En relación a China, la administración Macri, priorizó al gigante asiático como socio estratégico.
Esto se evidenció en la diversidad de acuerdos firmados entre ambos países.
Por el contrario, en el caso de Rusia, las relaciones tuvieron sus vaivenes, pero fueron disminuyendo con el paso del tiempo.
Privilegió, aunque también con intermitencias acercamientos con los países de África Subsahariana reconociendo la escasa o nula trayectoria en el relacionamiento bilateral con esa región del mundo.
Finalmente, respecto de Medio Oriente, como se destaca más arriba, si bien hubo un contacto más fluido, sobre todo en materia comercial, entre 2016 y 2017, luego el mismo se fue diluyendo.
El gobierno de Macri no realizó “grandes cambios” como pretendía en un principio en materia de política exterior, en lo que se refiere a los países que abarca el presente informe.
Fueron más promesas y palabras cargadas de “buenas intenciones” que acciones concretas las que se llevaron a cabo en este campo.