EL sistema fluvial constituido por los ríos Neuquén, Limay, Negro y sus respectivos afluentes, es el más importante de los ubicados íntegramente en territorio nacional. Efectivamente, el caudal medio anual del río Negro alcanza a 1.000 m3/s., valor equivalente a la suma de los caudales medios de todos los ríos situados al norte del mismo, con exclusión del Paraná, Paraguay y Uruguay. De los dos grandes tributarios del río Negro, el Limay es, con mucho, el mayor, con un caudal medio en su confluencia de 757 m3/s. Su longitud desde su nacimiento en el Lago Nahuel Huapí hasta su confluencia con el Neuquén es de 460 km., salvando en ese recorrido un desnivel total de 500 m. Estas cifras son indicativas de una extraordinaria capacidad energética, no obstante lo cual, hasta hace relativamente muy poco tiempo, el río Limay no había sido tenido en cuenta en los numerosos inventarios de potencial hidroenergético publicados por distintos técnicos argentinos y extranjeros. Efectivamente, apenas se menciona en ellos la posibilidad de aprovechamiento en Segunda Angostura a pocos kilómetros del nacimiento del río, en el Lago Nahuel Huapi. Los dos tramos, superior e inferior en que puede dividirse el curso de este río están limitados por la desembocadura en el mismo del río Collón Curá, que con su aporte de 470 m3/s. en media, contra los 280 m3/s. del Alto Limay, merecería considerarse más bien como el río principal, y es actualmente objeto de estudios preliminares de aprovechamiento. Los datos hidrológicos provenientes de aforos directos y/o lecturas de escalas de que se dispone para el río Limay se remontan hacia los primeros años de este siglo, siendo en este sentido uno de los cursos de agua mejor estudiados del país.