Si la intervención del trabajo social se realiza a partir del surgimiento de la denominada “cuestión social” y los conflictos que amenazan la cohesión de la sociedad como tal, deberá entenderse, entonces, a la economía como elemento constitutivo y constituyente de esas problemáticas.
La economía social y solidaria puede entonces definirse dentro de ese “sistema”, como un modo especial y distinto de hacer economía en cada una de sus fases (producción, distribución, consumo y también acumulación), poniendo en el centro al ser humano y al trabajo por sobre la rentabilidad del capital. Construye procesos de inclusión social para las personas a través de la pertenencia a unidades productivas que recuperan sus capacidades y habilidades, constituyendo sujetos con creciente grado de autonomía y a la vez alta capacidad de trabajo asociativo.