Los Estados nacionales tal como fueron configurados: Estados con un territorio definido, forjadores de la identidad, proveedores de la seguridad física y psíquica de sus ciudadanos, recibiendo como contrapartida la lealtad de los mismos; dominaron y monopolizaron la política mundial. En consecuencia el Estado-nación, así concebido, se convirtió en el eje analítico fundamental de los estudios de las relaciones internacionales. El actor racional y unificado, centro de los análisis internacionales, cuando interactuaba, lo hacia con sus iguales, también racionales y unificados. De modo, que podemos decir, que las relaciones internacionales, eran básicamente relaciones interestatales. Las evidencias de la mayor interdependencia global y regional experimentadas desde la Segunda Guerra Mundial, junto a los desarrollos, tecnológicos, y de las comunicaciones, económicos y financieros, atrajeron el interés hacia otros actores, distintos del Estado, que aparecieron desafiando el protagonismo exclusivo del actor estatal. Así, corporaciones multinacionales, organizaciones no gubernamentales, movimientos sociales transnacionales, se hicieron presentes en la política mundial.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)