Actualmente, y por primera vez en la historia, un virus acecha a la humanidad entera. Dos rasgos se destacan: el primero, es que afecta a todas las regiones del planeta sincrónicamente; el segundo es que tiene un carácter “igualador” (Natanson, 2020) pues, cualquiera -de cualquier edad, sexo, país o hemisferio, en cualquier momento y en cualquier lugar- puede ser afectado por el COVID-19. Aunque es irónico adjetivarlo de igualador, ya que puso al descubierto, tal como lo expresara Byung- Chul Han, que “la muerte no es democrática” (Han, 2020). Esto se refleja en varios casos donde se priorizó la atención médica a determinados grupos poblacionales en desmedro de otros, o bien en la desigualdad de recursos en la población para hacer frente a esta situación.