Nadie puede ya negar la importancia de las ciencias psicológicas para las ciencias de la educación y para la actividad especifica que estas últimas comprenden y regulan. En la compleja trama de la actividad educativa los factores psicológicos tienen un lugar tan destacado, que hasta resulta difícil escapar a la tentación de hacer de la educación un proceso puramente psíquico. Y es justamente esa fuerte presencia de lo psíquico, incrementada por el gran desarrollo de su ciencia, lo que obliga a educadores y a pedagogos a bucear más hondo en la cuestión desde el ángulo del análisis epistemológico.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)