Creo que muy pocas veces se han hecho públicos los envenenamientos debidos á los abonos esparcidos en los prados. He tenido ocasión de encontrar algunos casos de esta naturaleza, y su rareza me induce á publicar las observaciones hechas al respecto. En un prado en el que se había esparcido abono, se dejaron en completa libertad tres vacas normandas de seis á ocho años y once carneros. Todas lo comieron con avidez, buscando con preferencia los lugares en que estaba en pequeños montones. Durante el dia no se notó ningún signo sospechoso; pero el dia siguiente, las vacas y los carneros fuerou atacados de una diarrea negruzca, muy abundante, que persistió el dia entero.