Durante los últimos años los viticultores de la zona de la ribera del Río de la Plata se vienen preocupando a raíz de una serie de anomalías observadas en sus plantaciones de Vitis labrusca L. por causas desconocidas.
Dichas anormalidades se atribuyeron a la acción de “virus” no determinados, a trastornos fisiológicos, intoxicaciones por gases nocivos, contaminación de las aguas de riego con petróleo o residuos de fábricas, etc. Sin eliminar aquellas causas, nosotros atribuimos también iguales daños a “toxemia” producida por algún parásito invertebrado.
Examinando en laboratorio cientos de muestras recogidas con frecuencia semanal durante todo el año, encontramos casi siempre un ácaro trombidiforme de la familia de los Eriofiidos, subfamilia Fillooptinos, muy pequeño, ya que mide por término medio 160 micrones y al cual determinamos, según la clave de Sofer, como la especie Calepitrimerus vitis Canestrini, nuevo para la fauna argentina.
En crianzas artificiales sobre plantas sanas, el ácaro reprodujo los síntomas observados cuando las formas deutóginas viven sobre las yemas al comenzar su actividad de primavera.