Entendemos a la evaluación como un aspecto constitutivo de la enseñanza que forma parte de la planificación general de las propuestas formativas, de su puesta en práctica y de los actores que intervienen. De allí que concebimos que la enseñanza no es solo la acción en aula sino también su planificación y su evaluación. Evaluar lo planificado es considerar los sucesivos y sistemáticos momentos de trabajo que requieren las planificaciones, es un ir y venir entre lo que se planificó y lo que efectivamente sucede en el aula. Un plan es "estable" y a la vez, provisorio. Requiere cierta movilidad que se genera por la reflexión colectiva entre lo previsto, lo que sucede y lo que se vuelve a planificar, producto de esa reflexión que evalúa el proceso de enseñanza y de aprendizaje.