Podemos hablar de dos aspectos principales a través de los cuales se convierte al objeto em personaje: la convención y la animación. La convención es el acuerdo, tácito o explícito, establecido entre el espectador y el manipulador (o manipuladores) que indica que el objeto no va a ser utilería y/o escenografía sino que va a funcionar como personaje. Es una convención específica que se suma a las convenciones propias del teatro. Dentro de la animación se engloban todos los procedimientos utilizados para mover al objeto y los utilizados para conducir la percepción del espectador, teniendo como fin crear una ilusión de vida.